Como en la canción de Concha Velasco hoy en día los niños y niñas ya no quieren ser futbolistas ni princesas, ni mucho menos maestras, lo que realmente quieren es ser famosos, no importa el motivo lo importante es serlo.
Esta fama, por supuesto, nada tiene que ver con el prestigio o el reconocimiento. Se trata de la palabra fama sin ningún motivo, sin tener ninguna concepción de lo que significa, de lo vacío, un reconocimiento fácil del mundo social que les rodea, el ser admirados sin más.
En mi opinión, los medios de comunicación de masas han sido los encargados de proporcionar esta idea frívola de la vida, del reconocimiento, de la fama sin ningún motivo, no importa el por qué, lo importante es aparecer en la prensa o en la televisión, no importa lo que digas ni lo que hagas. Supongamos un programa de televisión como “Mujeres y Hombres y Viceversa” del género "entretenimiento" donde participan jóvenes que deben disfrazarse y atravesar toda clase de situaciones ridículas y grotescas para ganar un premio.
Cada mediodía vemos como un grupo de jóvenes se sientan en un plató y cada uno con su particular forma de hablar llegan a millones de telespectadores, sin embargo, cada vez que hablan dejan constancia del nivel cultural que poseen, muchos de ellos son incapaces de articular más de dos frases sin cometer ninguna falta de expresión. Estoy de acuerdo en que la televisión es un medio que ha supuesto que cada persona pueda expresar su opinión en cualquier programa ya sea vía sms, llamadas telefónicas o en el mismo plató, pero se ha de controlar en un mínimo los personajes que en él salen. En el espacio de Telecinco, para buscar el efecto latente hay que pensar qué les pasa por la cabeza a los jóvenes que son capaces de realizar toda clase de actitudes y salir en televisión con el único objetivo de ser famosos.
Todos tienen un cuerpo escultural, la gran mayoría de ellos han sido Miss y Mister en su respectiva provincia y son idolatrados por los más jóvenes que ven en ellos a modelos a los cuales imitar. Son los reyes de las discotecas, acuden bajo cheque a saludar a los jóvenes que les esperan en naves de polígono cuales fans de grandes estrellas de cine.
El modo de llegar a lo más alto de la fama sin un aval, sin ningún merito más que el participar en un programa de televisión, sin unos estudios, trae lo que muchas veces se conoce como juguetes rotos. No solamente en España, tenemos casos en todo el mundo, hace poco un concursante de GH 4 (Julián) en España confesaba no poder asimilar el vacío de los medios de comunicación y su única solución fue caer en el mundo de las drogas.
El programa puede resultar funcional según algunos tipos de parámetros ya que sirve como programa de entretenimiento para el gran público independientemente de los efectos instrumentales que pueda tener, los chicos participan, la gente lo ve (tiene una audiencia media de 1.400.000 espectadores y un share del 18% de media), la cadena busca audiencia con el programa pero muchas veces como es el caso sin observar las posibles disfunciones que planteo. Como disfunciones podemos observar el abandono escolar por parte de los jóvenes debido a que hoy en día y como consecuencia de programas como Gran Hermano o Mujeres y Hombres y Viceversa ven que pueden llegar a la fama sin haber hecho nada para merecerla, sin estudios, simplemente presentándose a un programa de televisión. Además también crea un estereotipo de la mujer y del hombre muy diferente de la realidad ya que salen jóvenes con cuerpos esculturales y impregnan una conciencia de que se ha de ser especialmente atractivo por dentro sin pensar en el interior, sin cultivar su mente. Si evaluamos su aporte educativo, por ejemplo, ya que en lugar de incentivar juegos de destrezas y conocimientos se centra en premiar la burla hacia otros y la grosería, ahí esta el ejemplo de Rafa Mora, concursante del mismo que solo se enorgullece de tener más músculos que nadie y no poseer ningún título educativo.
Estos realitys construyen personajes a partir de la realidad, de la calle, otorgándole notoriedad social, en programas, tertulias de la misma cadena con el fin de conseguir audiencia, concursantes que forman parte de los otros programas de la cadena, por ejemplo, Miriam Sánchez, ganadora de Supervivientes y comentarista en Ana Rosa y en Mujeres y Hombres y Viceversa, personaje de la prensa del corazón pasado por reality como una especia de túnel para reflotar imagen y audiencias a la cadena. La atención de los medios de masas conceden a las figuras poder, a través del proceso de otorgamiento de categoría.
Esperemos que las principales cadenas puedan controlar las disfunciones de los programas que emiten, de lo contrario serios problemas pueden traer a una sociedad cada vez más influencia por la apariencia y la notoriedad.